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Enfoque ministerial

El enfoque principal de los nueve libros y del ministerio del autor es identificar, promover y perseguir los principios fundamentales clave y requerimientos para la restauración completa del ministerio apostólico demostrado por Jesús en los cuatro evangelios y la iglesia del primer siglo, en el libro de los Hechos:

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.  (Juan 14:12)

 

Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo. Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.  (Hechos 5:12, 14-16)

 

Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.  (Hechos 4:4)

 

Esto involucra abrazar las promesas dadas al creyente nacido de nuevo y la visión de llegar a ser un cristiano y una iglesia del libro de los Hechos: Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas... sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán" (Marcos 16:17-18). “Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2:4).

 

El propósito de los milagros es señalar al hacedor de milagros

Los milagros están representados por cuatro palabras griegas en el Nuevo Testamento: Semeion (una "señal"), Erga ("obras"), Dunameis ("obras poderosas") y Terata ("maravillas"). Dado que los milagros trascienden la capacidad y la explicación humanas, el hombre no puede tomar crédito por ellos. Por lo tanto, por definición, los milagros declaran la presencia, la autoridad, el poder y la gloria de un Dios sobrenatural. El mayor milagro de todos es la salvación y el regalo resultante: la vida eterna.

Si Jesucristo (Dios en la carne) ejerció la autoridad y el dominio sobre las enfermedades y los demonios para lanzar y promover Su ministerio, ¿cómo puede la iglesia operar sin lo mismo hoy en día? Si la iglesia del Nuevo Testamento en el libro de Hechos necesitaba un ministerio de milagros, con señales, milagros y maravillas, para confirmar la palabra y alcanzar su mundo, cuánto más necesita hoy la iglesia lo mismo. Esto solo sucederá cuando busquemos fervientemente al Obrador de milagros, no a los milagros, y lo elevemos hacia un mundo perdido: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo" (Juan 12:32). Solo este curso de acción confirmará nuestro mensaje del evangelio, vencerá al espíritu maligno y vicioso del anticristo, que se elevará rápidamente en el mundo de hoy, y nos capacitará para cosechar efectivamente la cosecha del tiempo del fin.

  • Nuestro mundo está esperando una iglesia que igualará y superará el poder y la gloria de la primera iglesia en el libro de Hechos, una que puede satisfacer sus necesidades desesperadas de liberación, sanidad y salvación.

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