top of page

Los negocios de mi Padre

Las primeras palabras registradas de Jesús son muy significativas y están grabadas en las páginas del tiempo como un mensaje y un desafío para cada cristiano nacido de nuevo. Estas palabras definieron a Jesús como un niño de doce años (Hijo del hombre), entendiendo Su identidad y propósito (como Hijo de Dios) cuando declaró: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”  (Lucas 2:49)

  • Cuando nos demos cuenta de quiénes somos como hijos de Dios, deberíamos declarar como Jesús:  “En los negocios de mi Padre me es necesario estar”

  • ​A medida que nos ocupemos de los asuntos del Padre, tendremos favor con Dios y estaremos seguros: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”.  (Marcos 1:11)

  • Al ministrar a los necesitados, Dios nos dará gracia con los hombres y les confirmará: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.  (Mateo 3:17)

Los negocios de mi Padre son diferentes a cualquier otro negocio. Sus negocios spn la única empresa que supera y excede a todas las demás. No hay comparación con otra, porque Su reino está en un plano diferente, un planeta diferente y un universo diferente. El reino de Dios, del cual todo creyente es parte, ocupa un lugar en tiempo, historia e importancia ante el que todo otro reino, pasado, presente y futuro palidece en comparación. 

Jesús ejemplificó y definió la misión y el propósito de Sus negocios que Él nos ha encargado que completemos:

 

  • La batalla (espada): “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8).  Si queremos ser parte de esto, debemos ponernos toda la armadura y afilar nuestra espada para la batalla final.

  • La cosecha (hoz): “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).  “Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38 --  La única petición de oración de Jesús). 

Las corporaciones comerciales establecen metas y miden continuamente los resultados para hacer un seguimiento de su progreso y crecimiento, y luego realizar los cambios apropiados. Jesús dijo en Lucas 16:8: “porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz”. Que no se diga que los hombres de este mundo, cuyos fines y propósitos están limitados por el horizonte de este mundo, son más hábiles y celosos en sus esfuerzos temporales que nosotros, como hijos de Dios, en nuestro noble esfuerzo en los negocios del Padre: las cosas de lo eterno.

   

Debemos determinar que no nos detendremos en la Sentencia, habiendo hecho menos en el negocio de nuestro Padre que en el negocio de nuestro empleador y por nuestros intereses personales. Cuando la Era de la Iglesia haya terminado, y nos quedemos mirando al otro lado, podemos tener un testimonio como el apóstol Pablo:  “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe; he dado mi vida en los negocios del Padre”.

bottom of page